miércoles, 13 de junio de 2007

La nómina de mi padre. (Spanish and English article)

La nomina de mi padre. (Artículo de Forges en El País)
La nómina de mi padre en diciembre de 1979 era de 38.000 pesetas. Él trabajaba como peón en una obra. En ese mismo momento le ofrecieron comprar una casa. Le pedían un total de 500.000 pesetas por ella. Decidió no arriesgar y continuar viviendo en régimen de alquiler, en unas condiciones muy buenas. Se trataba de una casa modesta pero muy bien ubicada, en pleno centro de un pueblo cercano a Barcelona. A los pocos meses mi padre y mi madre compraron un terreno en otro pueblo de la misma provincia y en menos de cinco años de esfuerzo ya habían levantado y pagado una vivienda de 120 m2.
Han pasado 27 años. En 2006 y en el mismo pueblo donde viven, un piso modesto de 75 m2 a las afueras no se encuentra por menos de 35 millones de pesetas, y estoy siendo muy generoso.
En el año 1979 el coste de un piso era del orden de 14 mensualidades De un peón de obra 38.000 pts/mes x 14 meses = 532.000 Pts. El sueldo en 2006 de un universitario recién titulado en ingeniería formática sin experiencia profesional no llega a las 200.000 pesetas mensuales.
En el año 2006 una vivienda modesta cuesta 175 mensualidades (14 anualidades!!!) de un ingeniero informático. 200.000 pts/mes x 175 meses = 35.000.000 pts
LOs jóvenes de hoy necesitaríamos cobrar 2,5 millones de pesetas mensuales para estar en igualdad de condiciones con nuestros padres que compraron una vivienda a principios de los años 80. Así 2.500.000 pts/mes x 14 meses = 35 Mill. de Pts.

Los pisos en el año 2006 deberían costar 2,8 millones de pesetas para que los jóvenes de hoy estemos en igualdad de condiciones con nuestros padres en 1979. Así 200.000 pts/mes x 14 meses = 2.800.000 pts
No encuentro adjetivo alguno en el año 2006 para calificar lo que miç padre consideró arriesgado en 1979. Está claro que los pisos no van a pasar a costar de la noche a la mañana 30 veces menos, de 35 a 3 millones. También está claro que no voy a cobrar 2,5 millones de pesetas mensuales, por muy buen trabajo que encuentre y por muchos estudios que tenga. Lo primero que se le ocurre a uno es seguir viviendo en casa de sus padres y ahorrar el 100% del sueldo durante los próximos 14 años, para el año 2020 (yo rondaré ya los 40 años de edad) tendré el dinero suficiente para comprar una vivienda al coste del año 2006 pero, por supuesto, no al coste del año 2020. Evidentemente esta ocurrencia la desecha uno antes de hacer cualquier cálculo. Aunque un joven bienintencionado consiga ahorrar 2, 4 o 6 millones con mucho esfuerzo en pocos años, a día de hoy nunca podrán evitar lo siguiente:
1) Pedir un préstamo al banco a 40 o 50 años (si consigues ahorrar 2, 4 o 6 millones puedes reducir el período a 35 - 45 años, pero 5 años no supone prácticamente nada cuando estamos hablando de medio siglo de pago). Te darás cuenta de que no vives en una democracia sino en una dictadura. El dictador no se llama Francisco Franco o Fidel Castro sino La Caixa, BSCH, Banco de Sabadell o, en general, "la banca". Ni siquiera tendrás la libertad de decir lo que piensas a, por ejemplo, tu jefe, no vaya a ser que cierre el grifo y no puedas pagar al dictador.
2) La otra solución es pagar un alquiler de por vida. En este caso el dictador se llamará Juan García, José Pérez o Pablo el arrendador. La situación no es distinta a 1).

Después de esta reflexión ten la delicadeza de no decir a un joven que su problema es que no ahorra, eso fue válido para ti en 1979, incluso era valido para algunos jóvenes en 1999, pero no en 2006, en 2006 sólo consigues cargar con más impotencia, si cabe, al muchacho. El esfuerzo de nuestros padres, sin duda alguna admirable, no era estéril podían obtener una vivienda de propiedad en un período de 5 años). El mismo esfuerzo realizado por nosotros, los hijos, sólo llega para quizá reducir en 5 años una hipoteca de medio siglo.
La vivienda nunca fue un objeto para enriquecerse, sino para vivir. Es de lo poco material que sí necesitamos. La ley del libre mercado puede establecer el precio de los televisores de plasma al precio que quiera... yo no los compraré... pero nunca tuvimos que permitir que esa misma ley fijara el precio de la vivienda, porque todos necesitamos vivir en una y no todos podemos pagarla. Los jóvenes, incluso aquellos que tenemos estudios superiores, no podemos competir".


Forges, EL PAÍS, 2/5/2006

English version (Translated by Victor)

My Father’s Paycheck
My father’s monthly salary in 1979 was 39,000 pesetas ($305). He was a construction worker. At that time he was offered a house. The price was 500,000 pesetas ($3,907). He didn’t want to take the risk so he continued renting an apartment, in pretty good condition. It was a modest house, but a good location in the center of a town close to Barcelona. A few months later, my parents bought a piece of land in another town in the same province and within five years they had built and paid for a house of 120 square meters (1300 square feet).
Twenty six years have passed. In 2006, in the same town where they live, a modest apartment of 75 square meters (800 square feet), on the outskirts of town, is not less than 35,000,000 pesetas ($273,510), and I am being very generous.
In 1979 an apartment cost 14 monthly payments of a construction worker’s salary: 38,000 x 14 = 532,000. In 2006, the monthly salary of a recent college graduate in computer engineering, without experience, is around 200,000 pesetas ($1,563). In 2006 a house cost 175 monthly salary equivalents (14 years) of computer engineering. 200,000pesetas / month x 175 months = 35,000,000 pesetas.
Today’s young people would need to earn 2,500,000 pesetas ($19,538) every month to meet the same conditions as our parents, who bought a house at the beginning of the 1980s. 2,500,000 x 14 months = 35,000,000. Flats in 2006 would have to cost 2,800,000 pesetas, for young people to be in the same situation as our parents were in 1976. 200,000 x 14 months = 2,800,000 pesetas.
I can’t find words to describe what my father considered too risky in 1979. It is obvious, that house prices won’t go down 10 times, from 35,000,000 to 3,000,000. It is also obvious that I won’t be paid 2,500,000 monthly, no matter how good my job is or how many skills I have. My first idea is to continue living with my parents and save my whole salary for the next 14 years. In 2020 (I’ll be 40) I will have enough money to buy a house with a 2006 price; but, of course, I won’t be able to buy it at the 2020 price. Although a young guy, with good intentions and a lot of effort, could save 2, 4 or 6 million, he won’t be able to avoid the following:

1. Go to a bank and ask for a 40 or 50-year loan (if he manages to save 2, 4 or 6 million, he could reduce it to 35-45 years, but 5 years is almost meaningless when we’re talking about payments for half a century). You realize that you don’t live in a democracy, but in a dictatorship. The dictator is not Francisco Franco or Fidel Castro, but La Caixa, BSCH, Banco de Sabadell or, the banks in general. You won’t even have the freedom to say what you think to your boss, for example, in case he fires you and you can’t pay the ¨dictator¨.

2. The other solution is pay rent for your entire life. In this case, the dictator is Juan García o Pablo, the landlord. This situation is not different to the first one.

After these thoughts, be cautious and don’t say to a young guy that his problem is that he doesn’t save. That was pertinent in 1979, even for some young people in 1999; but not in 2006. In 2006 you just manage to depress him even more. Out parents´ efforts, undoubtedly admirable, weren’t futile. They could own their own house in a five year period. The same effort done by us, their children, is only enough to reduce a half a century mortgage by five years.
A house was never an object to make people very rich, but to live. It’s one of the few material things that we need. The free market can establish the price of a plasma TV as high as it wants. I won’t buy it. But we don´t have to allow that the very same law regulates the housing market because all of us need one and not all of us can afford it. Young people, even those who are college graduated, can’t compete.